Aportado por: Caty
Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su
turno de nacer como niño y le dijo a Dios:
- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra, ¿pero tan pequeño e
indefenso, cómo viviré?
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te estará esperando y te
cuidará, le contestó Dios.
- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír; eso basta
para ser feliz. ¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el
extraño idioma que hablan los mortales?
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar
y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.
- Y ¿qué haré cuando quiera hablar contigo?
- Tu ángel te juntará las manitas, te enseñará a orar y entonces podrás
hablarme y pedirme lo que quieras.
- He oído que en la tierra hay gente mala ¿Quién me defenderá?
- Tu ángel te defenderá contra lo que sea y donde sea, aún a costa de su
propia vida.
- Pero estaré siempre triste porque no te veré más, Señor.
- Tu ángel te hablará siempre de Mí y te enseñará el camino para que
regreses a Mi presencia, aunque Yo siempre estaré a tu lado.
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo, pero ya se oían voces
terrestres. Y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos
sollozando:
- Dios mío, si ya me voy, dime por lo menos su nombre, como podré
reconocerlo cuando este allá, ¿Cómo se llama mi ángel?
- Su nombre no importa, pero tú le dirás: Mamá.
Historia perteneciente al libro "El Silencio de Dios - Historias de Luz y
Sabiduría"
Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su
turno de nacer como niño y le dijo a Dios:
- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra, ¿pero tan pequeño e
indefenso, cómo viviré?
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te estará esperando y te
cuidará, le contestó Dios.
- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír; eso basta
para ser feliz. ¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el
extraño idioma que hablan los mortales?
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar
y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.
- Y ¿qué haré cuando quiera hablar contigo?
- Tu ángel te juntará las manitas, te enseñará a orar y entonces podrás
hablarme y pedirme lo que quieras.
- He oído que en la tierra hay gente mala ¿Quién me defenderá?
- Tu ángel te defenderá contra lo que sea y donde sea, aún a costa de su
propia vida.
- Pero estaré siempre triste porque no te veré más, Señor.
- Tu ángel te hablará siempre de Mí y te enseñará el camino para que
regreses a Mi presencia, aunque Yo siempre estaré a tu lado.
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo, pero ya se oían voces
terrestres. Y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos
sollozando:
- Dios mío, si ya me voy, dime por lo menos su nombre, como podré
reconocerlo cuando este allá, ¿Cómo se llama mi ángel?
- Su nombre no importa, pero tú le dirás: Mamá.
Historia perteneciente al libro "El Silencio de Dios - Historias de Luz y
Sabiduría"
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