Los nativos de Piscis
Nacidos entre el 20
de febrero y 20 de marzo
Los nativos de Piscis
son de una disposición negativa muy marcada,
sujetos a las
rarezas, y son, al igual que los nativos de Acuario, muy sensibles a la
atmósfera mental de
su alrededor. Por tal razón es de la mayor importancia que
los padres de estos
niños les guarden durante su infancia de la influencia de las
malas compañías,
porque el viejo proverbio de que “las malas compañías
corrompen las buenas
maneras” se aplica con fuerza duplicada a estos niños y
absorberán tanto el
bien como el mal con igual facilidad. De modo que hasta que
éstos no hayan
aprendido a elegir por sí mismos el bien es necesario que sus
naturales guardianes
les guíen. Tienen una fuerte tendencia hacia la mediumnidad
y si se los lleva a
las sesiones espiritistas habrá un gran peligro de que se vean
controlados. Además,
teniendo una naturaleza tan considerablemente flexible
nunca pueden ejercer
suficiente fuerza de voluntad para liberarse a sí mismos de
tal influencia una
vez que se hallan sujetos a ella y quizá esto les arruine para toda
la vida.
Estas personas son
muy pacíficas por disposición y sufren injurias antes de
luchar por sus
derechos, no porque no les importen, puesto que son muy celosos
especialmente cuando
han nacido en la última parte del signo, sino debido a que
la naturaleza de
Piscis muestra aversión a la actividad y generalmente no quieren
tomarse la molestia
de luchar por sus derechos. Hablando claro: son muy
perezosos. Por lo
tanto los padres de estos niños deben proporcionarles siempre
un determinado
trabajo, para que lo ejecuten por sí mismos durante los años de la
infancia porque es
entonces cuando se forman los hábitos porque la naturaleza es
más plástica. Pueden
aprender a ser diligentes con mucho menos esfuerzo en
aquella época que
durante los años posteriores de su vida. Pero una vez que los
hijos de Piscis han
comenzado a hacer un trabajo será probablemente
sorprendente para los
demás al observarlos el ver el metódico modo con que lo
ejecutan, poniendo en
cada uno de sus movimientos un exquisito cuidado para
que resulten
debidamente hechos y completando sus tareas como si no pusieran
el menor esfuerzo por
su parte para ello. La honradez es otra de las virtudes de
los nativos de
Piscis; son generalmente muy dignos de confianza y sobre todo
muy discretos; así,
pues, se les pueden confiar secretos en la certeza de que
nunca los revelarán
ni traicionarán la confianza que se ha depositado en ellos.
Los nativos de Piscis
son generalmente bondadosos y simpáticos, cordiales
y de maneras
delicadas, cualidades que por supuesto les proporcionan muchos
amigos. Les gustan
extraordinariamente las buenas cosas para comer,
especialmente los
alimentos ricos y también son propensos a la bebida. Si esta
tendencia persiste y
se la deja dominar, aniquilará, como es consiguiente, la salud,
haciéndolos esclavos
de la enfermedad. Por lo tanto, los padres de estos niños
deben esforzarse,
mediante el precepto y el ejemplo, por enseñarles una vida
simple, la frugalidad
y el control del apetito durante los años en que se forman los
hábitos: además,
deben guardarlos contra todo ejercicio excesivo, pues aún esto
los nativos de Piscis
es una cosa que no desdeñarán en la infancia cuando la
abundancia de la
fuerza de la vida los impulsa a ello. Así, pues, en el transcurso
de la vida estas
lecciones no dejan de dar su fruto. La probabilidad que hay con
esto es la de que el
niño que por la ayuda de sus padres ha
aprendido en la
infancia a gobernar
sus estrellas será de naturaleza saludable y bondadoso
corazón, respetado y
querido como consecuencia de sus buenos hábitos y gozará
de vida abundante. En
resumen, estos niños necesitan un cuidado exquisito para
salvarlos de las
tendencias malas y exteriorizar las buenas, pues para esto
precisamente es para
lo que estas almas vienen a los padres. Su necesidad
precisamente es la
oportunidad de los padres para conseguir para sí mismos un
crecimiento de alma
maravilloso y grande.
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