Desconocemos autor:
Sin embargo, si
sabemos elevar nuestra mirada
para ver qué se
esconde detrás de cada hecho,
también tendremos la
capacidad de aceptar la piedra que entorpece el camino o
el imprevisto que demora
la
concreción de un proyecto anhelado.
Hasta en los momentos
más difíciles de la vida,
formamos parte de un
suceso maravilloso que merece ser agradecido: estamos vivos.
Por supuesto, no se
trata de valorarlo en virtud de las posesiones materiales ni de la mayor
o menor suerte que - pensamos - nos acompaña.
Se trata de descubrir
que todo ser, tan sólo por existir, revela un secreto,
recrea la mayor magia
de la que podemos ser partícipes: la vida misma.
Cómo nos sorprendemos
cuando nos despertamos por la mañana
y abrimos nuestros
ojos.
Cómo olvidar que hoy
es un día irrepetible y único,
y que nosotros
tenemos el privilegio de vivirlo en plenitud...
Así, cada objeto,
cada persona, cada palabra,
cobrarán un nuevo
significado,
el que nunca deberían
haber dejado de albergar,
y llenarán de sentido
nuestro espacio vital.
Todo ser humano llega
a este mundo para cumplir una misión impostergable:
aprender a quererse,
conocerse en profundidad, apreciar lo que tiene,
aceptar a quienes lo
rodean y,
entonces, transitar
el camino que se abre frente a él.
No importa si, en
algunos tramos, el terreno es escarpado:
sólo son pruebas a
las que el destino lo somete a fin de fortalecer su espíritu.
Sepamos apreciar toda
bondad y toda belleza que nos rodee,
por pequeña que
sea.
Pero, también,
sepamos reconocer qué nos está tratando de señalar la vida
cuando nos presenta obstáculos,
una y otra vez.
Y, sobre todo,
tratemos de no perder nunca de vista que de nosotros depende,
en gran medida,aquello que nos sucede.
Si comprendemos el
sentido último e invalorable de nuestra existencia,
habremos encontrado
la mejor forma de empezar a vivirla plenamente:
agradecer la vida.
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