Antonio
José Jiménez Frías
En el
mercado espiritual encontramos múltiples caminos para elegir, y el
buscador normalmente va de compras hasta que encuentra uno que le agrada.
El Maestro Eckhart,
místico cristiano alemán que vivió de 1260 a 1328, dice:
“Todo
aquel que busque a Dios siguiendo un camino en particular acabará dominando el
camino y perdiendo a Dios, ya que está escondido en el camino.
Sin
embargo, todo aquel que busque a Dios sin seguir ningún camino en
particular, lo encontrará tal como Él es... y Él es la vida misma”.
Dice Ramana
Maharshi:
“No hagas
ningún esfuerzo por avanzar o por renunciar; el propio esfuerzo es una
esclavitud”.
En lugar
de ver directamente aquello que Es, el buscador continúa
esperando un acontecimiento de iluminación futura, sin admitir que él ya
está —y siempre ha estado— en su verdadero hogar.
Muchas
veces intenta imaginar cómo debe ser alcanzar esa comprensión final en la que Dios
y el universo le revelan sus secretos. Al hacerlo, pasa por alto el hecho de
que su mente es también una manifestación de este universo y, como tal, no está
capacitada para comprenderlo.
La
invitación para ver el Ser se está realizando en este preciso
instante, y la guía de un maestro formal, aunque pueda servir de ayuda a
muchos, no es necesaria.
No hay
reglas fijas con respecto a cómo debería producirse la Iluminación. El
problema con las nociones preconcebidas sobre el tan deseado santo grial
de la verdad y sobre el envoltorio en el que este grial debe ser
entregado, es que estas nociones, impiden que el buscador vea que la
liberación que busca está siempre totalmente presente e instantáneamente
disponible.
Shankara, decía:
A veces
desnudos, a veces locos,
a veces como eruditos, a veces como ignorantes,
así aparecen sobre la tierra
¡los hombres libres!
a veces como eruditos, a veces como ignorantes,
así aparecen sobre la tierra
¡los hombres libres!
Nisargadatta Maharaj dice:
“Sólo
tenga presente la sensación "Yo Soy", fusiónese con
ella, hasta que su mente y la sensación se conviertan en una.
Mediante reiterados intentos encontrará el equilibrio adecuado de atención y
afecto y su mente se establecerá firmemente en el pensamiento-sensación "Yo
Soy".
“El
buscador es quien está a la búsqueda de sí mismo. El verdadero maestro es
la vida misma.
Abandone
todas las preguntas excepto una: "¿Quién soy yo?". Después
de todo, el único hecho del que usted está seguro es que usted Es.
El "Yo
Soy" es cierto.
El
"yo soy esto" no lo es. Esfuércese por descubrir lo que
usted es en realidad.
Para saber
lo que usted es, primero debe investigar y conocer lo que usted no es.
Descubra
todo lo que usted no es — el cuerpo, los sentimientos, los pensamientos, el
tiempo, el espacio, esto o aquello—
Cuanto más
claramente comprenda que en el nivel de la mente usted solo puede ser
descrito en términos negativos, antes llegará al final de su búsqueda y antes
comprenderá que usted es el Ser Ilimitado.
Nada,
concreto o abstracto, que usted perciba puede ser usted. El acto
mismo de percibirlo muestra que usted no es eso que percibe.
Nisargadatta Maharaj también
predica la idea radical de que no hay tal cosa como un "hacedor".
Según él y otros instructores de Vedanta, ya que nuestra verdadera naturaleza o
identidad no son la mente, ni el cuerpo, sino el testigo de la mente
y el cuerpo, nosotros, como pura conciencia, no hacemos nada.
La mente y
el cuerpo actúan por su propia cuenta, y nosotros somos los testigos de
ellos, aunque a menudo la mente piensa que ella actúa. Esta falsa idea (que la
mente es el yo) es lo que nos impide el reconocimiento de nuestro Yo.
Nisargadatta advierte:
"La
fuerza de la vida [prana] y la mente funcionan [por su propia cuenta], pero la
mente intentará hacerle creer que es "usted". Por lo tanto, comprenda
siempre que usted es el testigo intemporal e infinito. Y aunque la mente
le diga que usted es el que está actuando, no crea a la mente. [...] El aparato
[mente, cuerpo] que está funcionando finge ser su esencia original, pero usted
no es ese organismo."
Cuando se
le preguntaba acerca de sus datos biográficos, Maharaj solía decir
que "yo nunca he nacido". Para él, la esencia de
su ser es eterna conciencia, pura y siempre libre, que no está confinada
en un específico cuerpo-mente.
Sabes,
tenemos esta idea..., la mente tiene una idea de cómo es la
iluminación; es la lotería, la lotería espiritual. Es la mayor lotería que
puedas ganar. Es mejor que ganar cien millones de euros porque lo tienes todo;
simplemente estás ahí, estás totalmente seguro, te sientes dichoso y todo es
maravilloso.
Yo solía
creer que las gentes devenían efectivamente iluminadas, y que el evento era
similar al de alguien que gana el premio gordo de una lotería nacional. Una vez
ganado el premio, al beneficiario le estaban garantizadas en adelante la
felicidad permanente, la infalibilidad y la bondad incorruptible.
En mi
ignorancia, pensaba que estas gentes habían obtenido y que poseían algo que les
hacía especiales y totalmente diferentes de mí. Esta idea ilusoria
reforzaba en mí la creencia de que la iluminación era virtualmente inobtenible
excepto para unos pocos extraordinarios y elegidos.
Estos
errores brotaban de alguna imagen que yo tenía de cómo debía parecer un estado
de perfección. Yo no era capaz de ver que la iluminación no tiene nada que ver
con la idea de la perfección. Estas creencias se acentuaban fuertemente cuando
comparaba mis inadecuaciones imaginadas con la imagen que tenía de cualquier
«héroe espiritual» que acontecía que me atraía en ese momento.
Y ahí
reside la dificultad porque, por supuesto, en realidad la iluminación no es así
en absoluto. La iluminación, la liberación, es total y absolutamente
ordinaria. No es maravillosa. No es dichosa, no es la respuesta a
todas las cosas. La vida sigue. Sigue tal como seguía antes. Y lo que
se abandona en la liberación es el sentido de que haya alguien a quien le está ocurriendo
la vida. La liberación es ausencia, la liberación es pérdida, la pérdida
de la separación. Y en esa pérdida, el vacío se llena.
Tenemos
presencia (o moramos en la presencia) cuando somos conscientes de que
las imágenes que aparecen (los sonidos que percibimos, o las emociones que
experimentamos, o los pensamientos que se nos ocurren) son formas que
surgen en el seno de la conciencia.
La
presencia la percibimos de forma directa, sin intermediarios, ya que es
algo íntimo e inseparable de nosotros mismos.
La
presencia es algo no conceptual (aunque aquí no tengamos más remedio que
tratar de describirla de manera conceptual).
Nos
damos cuenta de que somos esa presencia, y que, por tanto, nadie
nos la puede arrebatar.
Conocemos la
conciencia porque "somos" esa conciencia.
La
presencia no puede, por tanto, separarse de la conciencia porque es ella
experimentándose a si misma.
Al estar
en presencia estamos entrando en contacto directo con
nuestro Ser.
Por ello,
la presencia sólo tiene sentido en el presente. Sólo en el presente podemos
percibir que somos, o, lo que es lo mismo, sólo somos en el presente.
Si dejamos
el presente, también abandonamos la presencia.
Es por
ello, que cuando practicamos la meditación correctamente, estamos
desarrollando la presencia. Y cuanto más practiquemos, más fácil nos
resultará volver a la presencia en cualquier momento del día, incluso en el
curso de cualquier otra actividad. El ideal a largo plazo, en mantener
continuamente la presencia, sea lo que sea lo que estemos haciendo en cada
momento.
Aquellos
que han comprendido y abrazado plenamente la iluminación no tienen
absolutamente nada que vender. Cuando comparten su comprensión, no
necesitan embellecerse a sí mismos o lo que comparten. Tampoco tienen ningún
interés en ser madres, padres o maestros de nadie.
La
exclusividad engendra exclusivismo, pero la libertad se comparte a través de la
amistad.
Ese vacío
también es plenitud.
En la nada
—cuando no hay nada— el todo llena la nada.
Todo lo
que hay es esto. Y esto es Ser. Ser..., ser habitación, Ser cuerpos,
Ser asientos. Todo lo que hay es Ser.
Todo lo
que hay es Ser, y el Ser es tanto nada como todas las cosas.
La
liberación trae consigo la toma de conciencia de que no hay reloj, de que
no hay soñador, de que no hay buscador, no hay gurú, no hay despertar o
liberación...; todo lo que hay es Ser.
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