Recuerda: no hay otro. No
se puede luchar contra los anhelos, sólo se pueden observar, entender de donde
surgen y canalizarlos en la mejor manera que podamos con los elementos que
tengamos al alcance en el momento. No se trata de renunciar al sexo, estoy lejos
de apelar al puritanismo, pero sí de transformar nuestra relación con él.
Intentemos llevarlo más allá de ser sencillamente un acto biológico que
responde a impulsos no asimilados –en ese caso definitivamente aplica el dicho
“mejor sola que mal acompañada.” El intercambio físico con el otro es un medio
más para reconectar con la fuente. Haz el amor. Medita mientras conectas con el
otro. Sacraliza cada acto. (Re)conócete en él y (re)conoce al Uno que todo lo
engloba, las fronteras se funden y nace la Magia.
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