Aportado por: Caty
Observa el amanecer por lo
menos una vez al año.
Estrecha la mano con
firmeza, y mira a la gente a los ojos.
Ten un buen equipo de
música.
Elige a un socio de la
misma manera que elegirías a un compañero de tenis:
busca que sea fuerte donde
tú eres débil y viceversa.
Desconfía de los
fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.
Recuerda los cumpleaños de
la gente que te importa.
Evita a las personas
negativas; siempre tienen un problema para cada solución.
Maneja autos que no sean
muy caros, pero date el gusto de tener una buena casa.
Nunca existe una segunda
oportunidad para causar una buena primera impresión.
No hagas comentarios sobre
el peso de una persona, ni le digas a alguien que está perdiendo el pelo.
Ya lo sabe.
Recuerda que se logra más
de las personas por medio del estímulo que del reproche
(dile al débil que es
fuerte y lo verás hacer fuerza).
Anímate a presentarte a
alguien que te cae bien simplemente con una sonrisa y diciendo:
Mi nombre es fulano de
tal; todavía no nos han presentado.
Nunca amenaces si no estás
dispuesto a cumplir.
Muestra respeto extra por
las personas que hacen el trabajo más pesado.
Has lo que sea correcto,
sin importar lo que otros piensen.
Dale una mano a tu hijo
cada vez que tengas la oportunidad.
Llegará el momento en que
ya no te dejará hacerlo.
Aprende a mirar a la gente
desde sus sandalias y no desde las tuyas.
Ubica tus pretensiones en
el marco de tus posibilidades.
Recuerda el viejo
proverbio: Sin deudas, sin peligro.
No hay nada más difícil
que responder a las preguntas de los necios.
Aprende a compartir con
los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo.
(El que no vive para
servir, no sirve para vivir).
Acude a tus compromisos a
tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.
Confía en Dios, pero
cierra tu auto con llave.
Recuerda que el gran amor
y el gran desafío incluyen también ‘el gran riesgo’.
Nunca confundas riqueza
con éxito.
No pierdas nunca el
sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos.
No esperes que otro sepa
lo que quieres si no lo dices
Aunque tengas una posición
holgada, has que tus hijos paguen parte de sus estudios.
Has dos copias de las
fotos que saques y envíalas a las personas que aparezcan en las fotos.
Trata a tus empleados con
el mismo respeto con que tratas a tus clientes.
No olvides que el silencio
es a veces la mejor respuesta.
No deseches una buena idea
porque no te gusta de quien viene.
Nunca compres un colchón
barato: nos pasamos la tercera parte nuestra vida encima de él.
No confundas confort con
felicidad.
Nunca compres nada
eléctrico en una feria artesanal.
Escucha el doble de lo que
hablas (por eso Dios nos dio dos oídos y una sola boca).
Cuando necesites un
consejo profesional, pídelo a profesionales y no a amigos.
Aprende a distinguir
quiénes son tus amigos y quiénes son tus enemigos.
Nunca envidies: la envidia
es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento.
Recuerda que la felicidad
no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres.
Si no quieres sentirte
frustrado, no te pongas metas imposibles.
‘La gente más feliz no
necesariamente tiene lo mejor de todo…
simplemente disfruta al
máximo de todo lo que Dios pone en su camino’
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