Autor: Osho
El amor jamás se
molesta mucho en pensar si el otro es o no merecedor de recibir.
Esas son
cosas mezquinas, actitudes mezquinas.
El amor jamás es mísero.
La nube jamás se molesta en meditar si la tierra es merecedora de recibir su don.
La nube jamás se molesta en meditar si la tierra es merecedora de recibir su don.
Llueve sobre las montañas, llueve sobre las rocas, llueve por doquier.
Da
sin poner ninguna condición, sin ataduras.
Y así es el amor: simplemente da, disfruta dando.
Y así es el amor: simplemente da, disfruta dando.
Quienquiera que esté
dispuesto a recibir, recibe.
No necesita merecerlo, no necesita estar en una
categoría especial, no necesita cumplir ningún requisito.
Si todas estas cosas
fueran necesarias, entonces lo que dais no es amor.
Debe de ser otra cosa y aún
desconocéis qué es el amor.
En cuanto sabéis qué es el amor, estáis listos para
dar; porque sabéis que cuanto más dais, más tenéis.
Cuanto más le ofrezcáis a
los demás, más irá surgiendo en vuestro ser.
La economía corriente es
totalmente diferente: si dais algo, lo perdéis.
Si queréis tenerlo, evitad
darlo.
Recogedlo, sed mezquinos.
Es el caso opuesto que con el amor: si queréis
tenerlo, no seáis tacaños; de lo contrario, estará muerto, se estancará;
apestará, morirá.
Seguid dando, y se os manifestarán fuentes nuevas, corrientes
frescas fluirán a vuestro ser. Cuando vuestro acto de dar es incondicional,
total, la totalidad de la existencia empieza a entrar en vosotros.
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